miércoles, 27 de julio de 2011


Duele, ahoga, lastima, escuece. Me corta la respiración, me oprime el estómago. Corro corriendo al baño, y vomito. Vomito, vomito todas las pastillas que desde hace meses me acompañan a la hora de dormir. Vomito pero no, no se va. Ese dolor, esa opresión no se va. Eres tú, y por desgracia, no consigo vomitar mi corazón con todo el veneno y oscuridad que éste tiene. Me golpeo, me tiro de los pelos. Grito y caigo al suelo, en un charco de lágrimas y sangre. Doy pena. Tengo las muñecas rasgadas, pero sabes que? Eso no duele, ya no. Es tan grande el dolor que tu vacío ha dejado en mi, que ya nada me afecta. Me miro al espejo, y no me reconozco. Tengo rimel seco en la cara, que ahora se humedece debido a las lágrimas. La cara llena de surcos, he adelgazado muchos kilos. El pelo está echo una mierda, pero bueno, no es nada nuevo. Yo en sí estoy echa una mierda, para que vamos a negarlo. Suena el móvil, lo miro pero no respondo. No sé cuantas llamadas perdidas tengo, la memoria está llena. ¿Para que voy a responder? Siempre lo mismo, decir que estoy bien cuando estoy peor que nunca. Cuando he perdido las ganas de vivir. No recuerdo la última vez que salí de casa.. Miento, la recuerdo. Fue en fin de año, y acabé bebiéndome todo el alcohol que encontré a mi paso para olvidarte, al menos por una noche. No lo conseguí, sólo que me tuviesen que llevar a casa empapada en lágrimas.Y tú sigues ahí, feliz, con ella. Ajeno a todo esto, como si nada nunca hubiera pasado. No puedo soportar el pensar que ahora estarás abrazándola, besándola. Lo odio, no lo soporto. Golpeo con fuerza el espejo, y se rompe. Se rompe como se ha roto mi corazón, y cae al suelo en minúsculas partículas de cristal ya inxistente, como nuestro amor. Con las manos ensangrentadas cojo el móvil, debo de ser masoquista, pero lo hago. Lo agarro y leo tus mensajes, tus últimos mensajes. Y te llamo, te llamo desde un número oculto sólo para escuchar tu voz de nuevo. ¿Sabes?No me hace falta llamar a tu buzón de voz para escuchar tu voz, la oigo en todo momento. En mi cabeza, siempre está. Pero, en ella sólo dice palabras llenas de amor, y prefiero, dentro de la irrealidad en la que vivo, escuchar algo que al menos, sea verdad. Me conformo con un "Ha llamado al buzón de voz de este número.Deje su mensaje, porfavor". Te preguntarás por que lo hago, pensarás que me gusta vivir con el dolor, que me gusta sufrir. Claro que no, lo hago, para darme cuenta de que, todo eso algún día fue real. De que tu exististe, al igual que la palabra felicidad. De que algún día me quisiste, y entonces estos mensajes que leo al tiempo que escucho tu voz cobran vida, y es una minúscula partícula de oxígeno. Así me paso el día, así me paso la noche.Y es horrible, de verdad. Es horrible.

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